Durante los últimos días, el tema migratorio y el origen de la migración en Estados Unidos se encuentran en boca de todos, debido a las políticas radicales del presidente Donald Trump.
Países como Colombia, Honduras y México han sido los primeros en ser atacados directamente con las nuevas políticas y han presentado inconformidad ante el desacuerdo con las acciones de deportación masiva de Estados Unidos, principalmente, sin menoscabar otros puntos irracionales como el cambio de nombre del Golfo de México o la compra de territorio a otros países.
El domingo 26 de enero, el presidente Gustavo Petro, de Colombia, rechazó dos vuelos provenientes de Estados Unidos que transportaban migrantes colombianos.
Declaró que Estados Unidos Americanos no puede tratar como criminales a los migrantes colombianos, pasando por encima de los derechos humanos que todas las naciones deben respetar de cada persona.
Como respuesta a la negativa de Colombia ante tan atroz y deshumanizado acto, el gobierno de Estados Unidos acrecentó sus acciones, anunciando la implementación de aranceles del 25% para este país, así como la cancelación de visas para funcionarios colombianos.

Ante este acontecimiento, el presidente, a través del Ministerio de Relaciones Exteriores, comenzó una operación para repatriar a un grupo de ciudadanos colombianos por medio del despliegue de un avión el día martes 28 de enero, garantizando un retorno digno y seguro a los connacionales.
“Son colombianos, son libres, dignos, sin estar esposados y están en su patria donde se les quiere. El migrante no es un delincuente, es un ser humano que quiere trabajar y progresar, vivir la vida”, expresó el presidente colombiano.
Por su parte, la presidenta Xiomara Castro, de Honduras, manifestó el rechazo total a las políticas migratorias de Trump.
Las remesas de migrantes hondureños son una importante fuente de ingresos, representando más del 25% del PIB, por lo cual la presidenta Castro advirtió que, ante la amenaza de una deportación masiva de migrantes, considerará el cierre de bases militares estadounidenses en Honduras, bases que llevan décadas siendo piezas clave en la estrategia militar de Estados Unidos.
En México, la presidenta Claudia Sheinbaum ha fijado una postura clara y contundente ante las diversas declaraciones de Trump, dejando claro que México es un país soberano e independiente, afirmando que los migrantes deportados “no están solos” y que, por medio de diversos programas sociales, se brindará apoyo a todos los deportados, abriendo las puertas a nuestros compatriotas que no solo fueron en busca del sueño americano, sino que fueron pieza clave en la economía estadounidense, no solo actual, sino de antaño, como lo describiremos más adelante.
Es innegable que las políticas del presidente Donald Trump de Estados Unidos Americanos tendrán un gran impacto en la política de todo el continente, marcando un antes y un después en la cooperación internacional, pero sobre todo en cada persona que, después de dejar parte de su vida en ese país, simplemente es desechada.
Bajo este contexto, es necesario recordar uno de los episodios más importantes en la relación de cooperación migratoria entre México y Estados Unidos: el Programa Bracero, que se implementó en el año 1942 en un acuerdo bilateral de cooperación tras la Segunda Guerra Mundial entre el presidente Manuel Ávila Camacho y Franklin Delano Roosevelt.

El origen de migración y del Programa Bracero en la Segunda Guerra Mundial
En el año de 1939 tuvo su inicio la Segunda Guerra Mundial, marcada por la invasión de Alemania a Polonia. En dicho conflicto se enfrentaron las “potencias del Eje”, grupo formado por Alemania, Italia y Japón, en contra de los “países Aliados”, los cuales eran la Unión Soviética, Estados Unidos, Reino Unido y China.
Para 1940, Estados Unidos aprobó la Ley de Servicio Selectivo, que estableció el registro obligatorio en el servicio social para todos los hombres.
Estados Unidos oficialmente entró en la Segunda Guerra Mundial después del ataque japonés a Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941.
La respuesta de Estados Unidos fue rápida y decidida, movilizando cientos de recursos humanos, financieros e industriales, convirtiéndose en el actor central del conflicto y siendo pieza clave en el rumbo de la historia. Tan solo entre los años de 1941-1945, más de 36 millones de hombres se habían registrado en el servicio social y más de 16 millones habían sido reclutados.
La masiva campaña de reclutamiento, así como la gran duración del conflicto armado, dejaron un gran vacío en la mano de obra y desprotección de las familias estadounidenses, poniendo en peligro la economía del país y, a su vez, el triunfo en la guerra.
Ante esta problemática, Estados Unidos tuvo que recurrir a su aliado más importante: México.
En el año de 1942, Estados Unidos y México firmaron un acuerdo bilateral de cooperación migratoria para los trabajadores agrícolas, mejor conocido como Programa Bracero, estableciendo condiciones y acuerdos para la contratación de trabajadores mexicanos en Estados Unidos.
Características del Programa Bracero
El programa contaba con las siguientes características:
- Duración: El programa se extendió por 22 años, desde 1942 a 1964.
- Tipos de trabajo: Los trabajadores mexicanos se contrataron principalmente para labores agrícolas, industriales y de construcción.
- Condiciones laborales: Los trabajadores tenían derecho a un salario mínimo, seguridad social, vivienda digna y protección contra la discriminación.
- Contratación: Los trabajadores mexicanos se contrataban a través de la Comisión Nacional de Empleo (CNE) en México y por la Administración de Seguro Social (SSA) en Estados Unidos.
El Programa Bracero fue la respuesta ante una situación insostenible.
La economía de Estados Unidos se encontraba debilitada, poniendo en riesgo la victoria de los países Aliados, así como el desarrollo tecnológico que conllevó su victoria en la guerra.
La participación de México en la Segunda Guerra Mundial en apoyo a USA fue clave para la victoria, dejando un antecedente de cómo la cooperación internacional es la respuesta ante conflictos.
Durante la guerra, cientos de miles de mexicanos se unieron al Programa Bracero, convirtiéndose en parte invaluable de la fuerza laboral estadounidense y, por ende, en un pilar clave de la economía del país de las barras y las estrellas.
Este fue el origen de la migración en Estados Unidos.
Los trabajadores braceros se apoyaron mutuamente, compartiendo sus experiencias, formando comunidades y creando redes de apoyo que les permitieron sobrevivir en un entorno hostil.
Segunda guerra mundial y su importancia en la migración
La Segunda Guerra Mundial fue una época en la que la necesidad y la desesperación llevaron a hombres y mujeres a dejar atrás todo lo que conocían y amaban, para enfrentar un futuro incierto en un país extranjero.
Hombres y mujeres llenos de valentía, miedos, pero sobre todo de sueños.
En medio del caos y la destrucción, las personas se ven obligadas a tomar decisiones difíciles para sobrevivir. En momentos de oscuridad, la esperanza y la determinación pueden llevar a la resistencia y la lucha por la libertad.
La guerra no solo destruye ciudades y vidas, sino también la esencia misma de una nación.
La Segunda Guerra Mundial mostró cómo la violencia y el miedo pueden dividir a una sociedad, llevando a la pérdida de la inocencia y la humanidad.
En la actualidad, parece que las políticas de Trump apuntan a la división de las naciones, al conflicto internacional, al racismo…
Debemos reconocer que el origen de la migración no es solo un tema económico o político, sino también un tema humano. Los migrantes no son solo estadísticas o noticias, sino seres humanos con historias, sueños y aspiraciones.
Debemos reflexionar sobre cómo podemos crear un mundo más justo y humano, en el que los migrantes sean tratados con dignidad y respeto.
Un mundo en el que no se les obligue a dejar atrás todo lo que conocen y aman, sino que se les brinde la oportunidad de construir un futuro mejor para sí mismos y para sus familias.
Autor: Rodo
origen de la migración