Los prianistas ya se andan amarrando el dedo ante la inminente derrota en las elecciones por la gobernatura de Veracruz en unos pocos días.
Al Patiño del clan Yunes Arturo Castagné le crece cada día más la nariz.
Sigue desesperado en su fallida intentona de desprestigiar a Rocío Nahle García, quien es bien vista como la próxima gobernadora de Veracruz.
Se ha metido hasta la cocina golpeteando con difamaciones una piñata que jamás va a romperse.
¿Quién es este señor? Es un empleado del Clan Yunes, que en su deseo de quedar bien en un gobierno que no va a existir, ha hecho un papel muy cochino en este proceso electoral.
La organización Nacional Contra la Corrupción del prestigiado Iván Gidi lo ha exhibido en sus ligas de trabajo con los Prianistas,
ocupando cargos de jerarquía mediana, y fue caminando en esa línea intermedia con aires de grandeza hasta llegar a relacionarse con Miguel Ángel Yunes Linares, su actual patrón.
¿Qué interés puede mover a una persona para ensuciarse las manos? Posicionarse para un cargo en el gobierno prianista de algún lado, porque en Veracruz eso no va a ocurrir. ¿Dinero? Pues es un buen motivo si te hace falta. Como sea él se ha conducido como un títere de intereses que difícilmente lo van a considerar. Es muy claro que juega un papel que es otorgado a los que consideran desechables. Un rol que si bien te da cinco minutos de fama, pagas con años de mala reputación y apestado.
¿Se acuerdan del famoso chismógrafo de la escuela? ¿Quien acepta en sus redes sociales al que escribía semejantes cosas? ¡NADIE!.
Todos podemos tener un conocido por su naturaleza de alacrán, pero allá lejos en un frasco de cristal con agujeros en la tapa para que no se asfixie; pero incluirlo en la fiesta, eso nunca.
Cuantos de esos personajes hemos visto a lo largo de la historia, son citados como infames, pero no recordamos sus nombres, tendría que ser eficiente en su infamia para que pusieran su nombre en algunos renglones.
De este nos vamos a olvidar en poco tiempo y nadie lo recordará como pasa con los que ni para ser mensajeros de la calumnia y la difamación sirven.
Enfrentar una denuncia por muchos millones de pesos no es cosa menor, hay que tener en cuenta que solo los perdedores toman esos riesgos porque no tienen nada que perder y le apuestan a una necesidad, los villanos siempre necesitan a un alacrán. Sin embargo son personajes de corta vida. Cumplen y se van lejos, donde no comprometan ni manchen al que los puso a realizar tan sucia labor.