InicioInicioLa Incoherencia de Quienes No Aceptan la Voluntad Popular

La Incoherencia de Quienes No Aceptan la Voluntad Popular

En el ámbito político, el respeto a la voluntad popular es esencial para la legitimidad y el funcionamiento de la democracia. Sin embargo, la reciente conferencia de prensa encabezada por la senadora Xóchitl Gálvez Ruiz y Roxana Luna Porquillo, excandidata de la coalición PAN-PRI-PRD a la alcaldía de San Pedro Cholula, expone una preocupante tendencia: la negativa a aceptar los resultados electorales y la búsqueda de culpables externos para justificar derrotas.

Xóchitl Gálvez, quien anteriormente defendió al Instituto Nacional Electoral (INE) con fervor, participando en la campaña “El INE no se toca” y apoyando a la marea rosa, ahora ha denunciado a la presidenta del INE, Guadalupe Taddei, ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial (TEPJF). La acusa de haber actuado de forma “parcial, constante y reiterada” contra la oposición, según los documentos a los que ha tenido acceso el medio Animal Político. Esta postura resulta no solo incoherente, sino también peligrosa para la credibilidad de nuestras instituciones democráticas.

Gálvez perdió las elecciones contra Claudia Sheinbaum, aspirante de Morena, por más de 30 puntos. Desde las votaciones, ha insistido en que sus quejas buscan demostrar que el Gobierno y las instituciones electorales influyeron en la gran diferencia entre ambas. Es la primera demanda presentada contra el INE desde los comicios de 2006. Esta insistencia en denunciar irregularidades, sin aportar pruebas contundentes, solo contribuye a la polarización y desconfianza en las instituciones democráticas.

En su reciente rueda de prensa, Gálvez destacó una serie de supuestas irregularidades en las elecciones, mientras que Luna Porquillo acusó al Instituto Electoral del Estado (IEE) de falta de transparencia y errores sistemáticos. Ambas políticas, incapaces de aceptar su derrota ante Claudia Sheinbaum y Tonantzin Fernández Díaz, respectivamente, prefieren culpar a las autoridades electorales en lugar de reconocer la decisión del electorado.

La toma de la sede del IEE en San Felipe Hueyotlipan por simpatizantes de Luna Porquillo, quienes demandaron la renuncia de varios consejeros, es un ejemplo alarmante de cómo la desesperación y la negativa a aceptar la realidad pueden llevar a acciones que amenazan la paz social y el orden democrático. La intimidación y la presión sobre las autoridades electorales no son formas legítimas de resolver diferencias políticas.

La denuncia de Gálvez contra la presidenta del INE, después de haberla defendido y de haber asegurado que “el INE no se toca”, evidencia una falta de coherencia y una tendencia a utilizar las instituciones como herramientas políticas cuando conviene. Este tipo de comportamiento solo contribuye a la polarización y a la desconfianza en las instituciones democráticas, socavando el fundamento mismo de nuestro sistema político.

Es crucial recordar que la democracia se basa en la aceptación de los resultados electorales, incluso cuando estos no nos favorecen. La constante descalificación y desacreditación de los procesos electorales no solo debilita nuestra democracia, sino que también divide a la sociedad.

Mario Riestra Piña, excandidato a la alcaldía de Puebla, también ha seguido esta línea de denuncias, presentando quejas ante la Fiscalía General del Estado por supuesta alteración de resultados. Sin embargo, la realidad es que los ciudadanos eligieron de manera contundente a sus representantes, y estos resultados deben ser respetados.

La democracia no es perfecta, pero es el mejor sistema que tenemos para garantizar la representación y la participación ciudadana. Aquellos que se rehúsan a aceptar los resultados electorales y buscan culpables externos deben reflexionar sobre el daño que causan a nuestras instituciones y a la cohesión social.

Es hora de que los políticos muestren madurez y responsabilidad, acepten los resultados y trabajen desde sus respectivas posiciones para mejorar nuestra democracia. Solo así podremos avanzar hacia un futuro más justo y equitativo para todos los mexicanos.