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Pensar en grande; el reto de transformar a Puebla

Puebla puede ser la joya de la Cuarta Transformación y demostrar de una vez por todas lo que representa el proyecto de López Obrador para los poblanos.

Puebla está en la mira de todo México. Alejandro Armenta Mier, el gobernador electo, tiene en sus manos un reto colosal, pero también una oportunidad única para transformar a Puebla con profundas desigualdades sociales.

Puebla puede ser la joya de la Cuarta Transformación y demostrar de una vez por todas lo que representa el proyecto de López Obrador para los poblanos.

Pensando en grande no puede ser solo un slogan, debe ser un proyecto ejecutando con valentía y convocando a toda la sociedad a sumarse al cambio, el triunfo contundente del gobernador electo le permite tener el apoyo social necesario para catalizar este sueño.

Puebla lo tiene de todo: cultura, historia, riqueza natural y, sobre todo, gente trabajadora. Pero también tiene carencias que duelen. Más del 88% de los poblanos viven con algún tipo de pobreza. Las familias del campo sobreviven con lo mínimo, mientras que los jóvenes en las ciudades buscan empleo digno sin encontrarlo. Los servicios de salud no alcanzan, y la educación está lejos de preparar a los jóvenes para un futuro competitivo. Y la inseguridad sigue siendo un enemigo constante.

Puebla necesita algo más que discursos, necesita resultados, soluciones reales y tangibles, cambios que se sientan en cada rincón del estado.

Armenta no llega al gobierno con las manos vacías. Su libro “Por Amor a Puebla” expone los problemas del estado y plantea una línea de acción para enfrentarlos. Habla de reactivar el campo, modernizar la educación, llevar médicos y hospitales donde no los hay, y aprovechar nuestra cultura y tradiciones como motores de desarrollo económico.

El plan tiene puntos claves, la educación conectada al futuro donde crearán programas que vinculen a los jóvenes con las demandas del mercado laboral y la innovación tecnológica.

Salud para todos, ampliando la infraestructura médica, enfocándose en las zonas rurales, y lanzar programas de salud preventiva para combatir enfermedades relacionadas con la pobreza y la mala alimentación.

Economía inclusiva, impulsar a las cooperativas en todo el estado, diversificar la producción agrícola, tecnificar los cultivos y fortalecer las MIPYMES con mayores acceso al financiamiento.

Seguridad con prevención, reforzar los cuerpos policiacos, pero también atacar las causas de la delincuencia con oportunidades económicas, promoción al deporte y mejoras educativas en zonas vulnerables.

Estas no son ideas abstractas; son acciones concretas que pueden cambiar vidas. Pero lo que marcará la diferencia será la ejecución.

El verdadero reto no está en las propuestas, sino en llevarlas a cabo. Gobernar Puebla implica enfrentarse a trabas burocráticas, resistencias políticas y décadas de rezago. Es un camino empinado, pero no imposible.

Puebla necesita un liderazgo que piense en grande, que actúe con valentía y que ponga a las personas en el centro. No hay espacio para la improvisación. Los poblanos esperan agua potable, escuelas funcionales, hospitales equipados y calles seguras. No en años, sino ahora.

Transformar Puebla será una lucha, y no solo para el gobernador. Será un esfuerzo colectivo que involucrará a empresarios, académicos, líderes comunitarios y ciudadanos. La Cuarta Transformación no será real si no llega a cada rincón de Puebla, desde las fábricas hasta las parcelas de los ejidos.

El humanismo mexicano que inspira este proyecto nos recuerda que la riqueza del país no está en sus recursos, sino en su gente. Pensar en grande no es solo una frase; es el único camino para construir un estado más justo y digno.

Puebla tiene lo necesario para ser un ejemplo para el país. Su cultura, su gente y su historia son pilares sólidos para un futuro brillante. Si Alejandro Armenta y su equipo logran convertir este plan en resultados, Puebla no solo cambiará, sino que inspirará a otros estados a seguir el mismo camino.

Este es el momento de Puebla. Es el momento de pensar en grande, actuar con valentía y demostrar que el cambio es posible. Los ojos de México están puestos en este rincón del país. Si Puebla avanza, todo México avanzará con ella.

¡Que viva la transformación de Puebla y que viva el México que soñamos!

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