El show continúa. Yunes de perseguidor se dice perseguido
En una jugada calculada, el exgobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, ha emergido con declaraciones que buscan desviar la atención del proceso judicial en curso contra sus hijos, quienes enfrentan acusaciones por diversos delitos. En una conferencia de prensa, Yunes Linares denunció una “persecución política” en su contra y presentó una serie de contraacusaciones.
Durante la rueda de prensa, Yunes adoptó dos estrategias clave:
1. Victimización Familiar: Yunes afirmó que las acciones judiciales contra sus hijos, Miguel Ángel Yunes Márquez y Fernando Yunes Márquez, son una “agresión personal”. Según él, esta es una maniobra para desviar la atención pública de otros problemas.
2. Contraataque Judicial: En un intento de ganar tiempo, Yunes presentó denuncias relacionadas con la falta de recuperación de fondos por el fallido sistema de videovigilancia implementado durante su mandato, que costó mil 100 millones de pesos, y los hechos violentos en Totalco.
Yunes Linares también criticó a la Fiscalía y a los jueces, insinuando que hubo manipulación y corrupción en el manejo de los casos de sus hijos. Además, lanzó una amenaza velada, mencionando que “vienen más escándalos y denuncias” y acusando a varias figuras políticas y judiciales de estar involucradas en una “persecución política” en su contra.
CON DELITOS NO HAY PERSECUCIÓN
Las acusaciones de Yunes han sido vistas por muchos como una “caja china” para desviar la atención del público y la justicia. Sin embargo, la realidad es que existen bases legales para las acusaciones contra sus hijos, lo que desvirtúa la narrativa de persecución política.
LA AMENAZA
En su discurso, Yunes lanzó una advertencia sobre futuros “escándalos” y denuncias, señalando a varias figuras políticas y judiciales como parte de un supuesto grupo de persecución. Esta táctica ha sido criticada como una forma de intimidación y desvío de atención.
Con estas maniobras, Yunes Linares busca posicionarse como una víctima de un sistema que, según él, está en su contra, mientras la opinión pública y los observadores legales continúan evaluando las verdaderas intenciones detrás de sus declaraciones.