Este martes 15 de octubre los 217 municipios de Puebla, darán inicio a una nueva administración, la misma cantidad de alcaldes, tendrán la oportunidad de servir a los poblanos; unos repetirán, otros le darán continuidad a la 4t para intentar construir el llamado segundo piso, mientras que unos cuantos más entrarán como oposición; todos, con equipos nuevos de administración y de grupo edilicio, y eso no es novedad. Son, digamos, la nueva generación de la política poblana.
El tema es que, con la llegada de la administración, llegarán también desafíos titánicos para enfrentar la realidad a la que están expuestos las y los poblanos; desde la inseguridad y la falta de servicios, hasta deudas heredadas y la falta de experiencia.
Y pareciera que todo bien hasta ahí…
Lo que pasa, es que gobierno tras gobierno, se han venido replicando las culpas, los pretextos y la falta de resultados: “no alcanzamos a cumplir porque nos dejaron un desmadre”, el famoso; “se acuerdan como nos dejaron la ciudad”, y el clásico, “fuimos muy malos, pero los otros eran peor”, son las cantaletas al momento de entregar cuentas, y lo acabamos de vivir con los que ya se van.
Ojalá que los alcaldes entrantes, comprendan que, en tiempos de redes sociales, de cárteles, de baches y de la necesidad de respuestas inmediatas a sus demandas y peticiones, las y los ciudadanos requieren de nuevos mecanismos para ver materializadas las propuestas y promesas realizadas durante la campaña.
Les toca entregar resultados, dejar de lado las apariencias y chambear mientras los ciudadanos siguen intentando salir de su propio laberinto, con un nuevo orden federal y en dos meses con una nueva visión estatal.
Mientras todo esto ocurre, nos preparamos para los próximos tres años.
Seguramente vamos a disfrutar del espectáculo: la comedia, el drama y, sobre todo, la zozobra de que ojalá que ahora sí, hagan bien las cosas… bienvenidos todos, esperamos que les vaya bien… las y los poblanos los estarán observando.
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