Volkswagen, el principal fabricante de automóviles de Europa, está considerando el cierre de algunas de sus plantas históricas en Alemania, según reuters en un intento por reducir costos en medio de la creciente presión de precios ejercida por sus competidores asiáticos. Esta decisión marca un momento crucial para la empresa y supone el primer enfrentamiento significativo entre el presidente ejecutivo, Oliver Blume, y los sindicatos, quienes tienen una fuerte influencia en la compañía.
La posibilidad de cierre afecta principalmente a una gran planta de vehículos y una fábrica de componentes, consideradas obsoletas por la compañía. El comité de empresa de Volkswagen, liderado por Daniela Cavallo, ha prometido una “feroz resistencia” a estos planes. Cavallo, quien es miembro del influyente sindicato IG Metall, ha señalado que espera que Blume participe directamente en las negociaciones, y advirtió que la próxima reunión del comité de empresa, programada para este miércoles, será “muy incómoda” para la dirección del grupo.
Los analistas han identificado las plantas de Volkswagen en Osnabrück y Dresde como posibles objetivos de cierre. Volkswagen, que emplea a unas 680,000 personas, también ha indicado que podría poner fin a su programa de seguridad laboral, vigente desde 1994, que evita recortes de empleos hasta 2029. Esta situación ha generado una gran preocupación en Alemania, donde Volkswagen es el mayor empleador industrial del país.
El director financiero de Volkswagen, Arno Antlitz, junto con Thomas Schaefer, jefe de la marca Volkswagen, discutirán estos planes en la reunión del comité de empresa. Schaefer ya ha reconocido que la situación es “extremadamente tensa” y que no se puede superar con simples medidas de reducción de costos.
Volkswagen ha experimentado un difícil entorno económico, con nuevos rivales en Europa y una disminución de la competitividad en la economía alemana. En particular, la compañía ha enfrentado grandes desafíos en China, donde fabricantes locales de vehículos eléctricos, como BYD, están ganando cuota de mercado. La empresa también ha perdido casi un tercio de su valor en los últimos cinco años, lo que la convierte en el fabricante de automóviles europeo con peor desempeño en este período.
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Este plan de cierre de fábricas representa un desafío significativo para el canciller alemán Olaf Scholz, cuya coalición tripartita ya ha sido criticada en las recientes elecciones regionales. Carsten Brzeski, director global de macroeconomía en ING Research, ha señalado que la decisión de Volkswagen subraya las consecuencias de años de estancamiento económico en Alemania y la necesidad de medidas políticas más intensivas.
El Ministerio de Economía de Alemania ha instado a la gerencia de Volkswagen a actuar con responsabilidad en este entorno de mercado desafiante, pero se ha abstenido de comentar específicamente sobre los posibles recortes.
La situación en Volkswagen continúa siendo delicada, y el futuro de estas plantas históricas en Alemania está ahora en manos de las negociaciones que se llevarán a cabo en los próximos días.
