Este miércoles, Taiwán fue sacudido por un poderoso terremoto de magnitud superior a 7, resultando en al menos nueve muertos y más de 900 heridos, dañando decenas de edificaciones y generando alertas de tsunami en la costa del este de Asia que posteriormente fueron descartadas. Según las autoridades taiwanesas, este sismo y sus réplicas han sido los más fuertes que ha experimentado la isla en los últimos 25 años, con la advertencia de que podrían ocurrir más temblores en los próximos días.
Los fallecimientos se concentraron en el condado de Hualien, ubicado en la zona más próxima al epicentro del sismo en el este de la isla. Además, se informó de 946 personas heridas, aunque no se especificó la gravedad de estas lesiones. Entre las víctimas mortales, algunas fueron aplastadas por rocas durante actividades de senderismo y otra falleció debido a un deslizamiento de tierra.
Residentes de Hualien relataron a medios locales la intensidad del temblor, describiendo cómo objetos dentro de las casas caían y los edificios se inclinaban peligrosamente. En Ciudad Nueva Taipéi, un almacén colapsó, pero se logró rescatar con vida a más de 60 personas de entre los escombros.
El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) ubicó la magnitud del terremoto en 7.4, con el epicentro a 18 kilómetros al sur de Hualien y a una profundidad de 34.8 km. Expertos locales calificaron el evento como el terremoto más fuerte en 25 años, evidenciando la vulnerabilidad de Taiwán a los movimientos telúricos por su posición entre dos placas tectónicas.
Este terremoto provocó breves interrupciones en la producción de semiconductores y afectó servicios de transporte en Taiwán y en regiones cercanas como Fujian en China y Okinawa en Japón. A pesar de la gravedad del sismo, la estructura resistente de los edificios y la preparación frente a desastres en Taiwán parecen haber mitigado los daños potenciales, evitando una catástrofe de mayor magnitud.
La comunidad internacional, incluidos los Estados Unidos, ha ofrecido asistencia a Taiwán, mientras que la presidenta Tsai Ing-wen ha coordinado esfuerzos de rescate y asistencia, destacando la importancia de la respuesta rápida y efectiva ante este tipo de desastres naturales. La respuesta al terremoto refleja tanto la resiliencia de Taiwán ante los desastres naturales como los desafíos constantes que enfrenta debido a su ubicación geográfica.