La crisis comenzó a intensificarse cuando las autoridades de la capital colombiana anunciaron el lunes que los residentes deberían empezar a racionar agua debido a que la sequía, exacerbada por el fenómeno de El Niño, ha reducido los embalses a mínimos históricos. Desde el jueves, Bogotá y sus alrededores están divididos en nueve zonas de racionamiento, donde el agua corriente se corta durante 24 horas en un ciclo que se repite cada 10 días, afectando a cerca de nueve millones de personas.
El alcalde Carlos Fernando Galán ha hecho un llamado urgente a los ciudadanos para conservar cada gota de agua, indicando que tal medida podría acelerar el levantamiento o la reducción de las restricciones actuales. Además, se han implementado planes de contingencia para asegurar el suministro continuo a infraestructuras críticas como escuelas y hospitales.
El Gobierno colombiano y el alcalde han introducido estos planes de emergencia tras constatar que los embalses Chuza y San Rafael, que proporcionan aproximadamente el 70% del agua potable de la ciudad y forman parte del Sistema Chingaza, están en niveles particularmente críticos. Estos embalses, más susceptibles a los patrones de lluvia debido a su naturaleza superficial, son un reflejo de la vulnerabilidad de Bogotá ante períodos prolongados de sequía.
Además de las medidas inmediatas, las autoridades han lanzado campañas para sensibilizar sobre la gravedad de la situación. La Defensoría del Pueblo de Colombia ha reiterado que el acceso a un suministro de agua confiable es un derecho humano básico, y la ministra de Medio Ambiente, Susana Muhamad, ha urgido a los líderes municipales a elaborar planes a largo plazo para enfrentar la escasez.
La crisis actual ha revelado cuán críticos son los efectos del cambio climático y fenómenos como El Niño en la gestión del agua. A medida que el calentamiento global intensifica las condiciones meteorológicas extremas, se espera que la presión sobre los sistemas hídricos urbanos aumente, destacando la necesidad de un replanteamiento en el uso y gestión del agua a nivel societal e industrial. Según expertos, es fundamental que tanto la ciudad como el país se preparen mejor para futuras crisis hídricas a una escala aún mayor.