Un avión de la compañía Voepass con 61 personas a bordo se estrelló este viernes en una zona residencial de la ciudad de Vinhedo, a 70 kilómetros al norte de São Paulo. La aeronave, que había despegado de Cascavel, en el estado de Paraná, y se dirigía al aeropuerto internacional de Guarulhos, cayó en picado, dejando sin sobrevivientes a sus 57 pasajeros y cuatro tripulantes.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, confirmó la tragedia durante un acto público, solicitando un minuto de silencio en honor a las víctimas. Este es el accidente aéreo más grave ocurrido en Brasil en los últimos cinco años.
El avión, un bimotor modelo ATR 72, se desplomó desde una altura de 3,300 metros en solo un minuto, estrellándose media hora antes de la hora prevista para su aterrizaje. A pesar del impacto en una zona residencial, el accidente solo dañó una vivienda, cuyos ocupantes resultaron ilesos.
Las autoridades y servicios de emergencia se movilizaron rápidamente, sofocando el incendio provocado por el impacto y comenzando las labores de recuperación de los cuerpos. La caja negra del avión fue localizada horas después del siniestro, y los investigadores del Cenipa ya están en el lugar para determinar las causas exactas del accidente. Una de las hipótesis preliminares sugiere que el avión podría haber acumulado hielo en las alas, lo que habría provocado la pérdida de estabilidad.
El Gobierno de São Paulo ha movilizado a forenses para la identificación de las víctimas, mientras que los gobernadores de Paraná y São Paulo han interrumpido sus actividades para regresar a sus estados de origen y destino de la aeronave siniestrada.
La noticia ha conmocionado a Brasil, mientras las imágenes del accidente circulan ampliamente en redes sociales, mostrando la magnitud de la tragedia.
