La jugadora profesional, Lucía Yáñez, tomó la decisión de abandonar el Club Puebla Femenil y dejar el país tras sufrir una intensa campaña de acoso.
La campaña de odio y mentiras contra la jugadora se extendieron hasta su hogar y el estadio Cuauhtémoc.
Según información publicada por Grada, todo comenzó con la creación de perfiles falsos en redes sociales que usaron su nombre y el de sus amigos y familiares.
A través de estas cuentas, se solicitaba dinero a su nombre a cambio de encuentros sexuales, lo que llevó a un ola de mensajes ofensivos y acusaciones infundadas que la señalaron de “meterse con hombres”.
El acoso alcanzó niveles alarmantes el 8 de julio, durante el partido de la jornada 1 del Apertura 2024 entre el Club Puebla Femenil y las Rayadas, donde aficionados lanzaron folletos a la cancha que contenían acusaciones de racismo, deshonestidad y relaciones inapropiadas con los directivos del equipo.
A medida que la situación se intensificó, el acoso también llegó a su domicilio, un departamento proporcionado por el Club, al que solo tienen acceso sus vecinos y las jugadoras del equipo.
¿Qué hizo el Club Puebla ante el acoso que sufrió la jugadora Lucía Yáñez?
Según WDeportes, este nivel de hostigamiento llevó a Lucía a buscar apoyo del Club Puebla, pero la respuesta fue desalentadora. La directiva, en ese momento encabezada por Daniel Cessa y el técnico Guillermo Cosio, hoy cesados por los mediocres resultados obtenidos, solicitó a Lucía y a su familia únicamente que desactivaran sus redes sociales y se mantuvieran en silencio para no dañar la imagen de la institución.
Sin el respaldo que esperaba, Lucía Yáñez acudió a la Fiscalía General del Estado de Puebla para denunciar el acoso, pero las autoridades poblanas no actuaron a pesar de que presentó pruebas contundentes.
Ante la falta de acción y apoyo, la jugadora optó por dejar el equipo y el país, buscando así poner fin a su sufrimiento y recuperar la paz que tanto anhela.
La historia de Lucía Yáñez resalta la necesidad de brindar un ambiente seguro para todas las atletas, y cuestiona la responsabilidad de las instituciones en proteger a sus jugadoras de situaciones de acoso y violencia.