¿A quién beneficia hacer “mella” de la violencia?

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La sequía que llega a Puebla: Una Crónica Hidráulica

Por Helena de Troya

En la próspera pero cada vez más árida ciudad de Puebla, la escasez de agua se ha convertido en un titán que amenaza con devorar la paz de sus habitantes. Según los oráculos de CONAGUA, un 47% de los municipios de la entidad están presos de estiaje y sequía, pero este desafío se agrava por la disonancia entre las voces de las autoridades municipales y estatales, que lejos de cantar un himno unificado, parecen entonar melodías discordantes que obstaculizan soluciones eficaces.

 

Los antiguos hablaban de la importancia de la armonía entre los gobernantes, y sin embargo, en la polis de Puebla, este equilibrio parece más un mito que una realidad. Recordemos las épicas desavenencias entre el otrora gobernador Rafael Moreno Valle y el alcalde Eduardo Rivera, un enfrentamiento digno de la Ilíada, que dejó en evidencia no sólo la falta de colaboración sino también la ineficacia en pro del bienestar común.

 

Ni siquiera bajo el reinado de Claudia Rivera como alcaldesa y Miguel Barbosa en la gobernación se vieron avances, pues sus diferencias ideológicas y visionarias eran tan vastas como el océano que separaba a los antiguos continentes.

 

Este caos administrativo se traduce en un laberinto de soluciones fragmentadas, donde la falta de un plano cohesivo hace que cada paso sea incierto y las consecuencias, severas: desde la salud pública que se ve amenazada por enfermedades hasta una economía local que se tambalea como si enfrentara la furia de Poseidón.

 

Hoy, nuevos campeones emergen en el horizonte político: Pepe Chedraui y Alejandro Armenta, quienes, como héroes de antaño, prometen un pacto de cooperación inquebrantable desde el primer día de su campaña. Proclaman un plan de acción que no sólo busca resucitar a las olvidadas juntas auxiliares de la ciudad, sino también saciar la sed de justicia y coordinación que tanto clama Puebla.

 

En estos tiempos de crisis, es crucial que los ciudadanos se fortalezcan, asistiendo a las urnas y demostrando el poder de electores bien informados y listos para juzgar no sólo las promesas de estos modernos estadistas, sino también su capacidad para orquestar sinergias que transformen el desafío del agua en una oda a la prosperidad. Que los dioses nos asistan en la búsqueda de una resolución digna de ser contada por las futuras generaciones.